23 may 2011

Tuve un árbol, pero se secó, tuve un niño y entre mis manos creció, tuve un libro pero envejeció. El tiempo se llevó toda la inocencia que al nacer nos dio. Las cosas que nunca tuve son tan sencillas como irlas a buscar. Por eso, cuando te miro, ya sin ninguna duda creo adivinar que estoy a un paso de la verdad. Cuando presiento que sé lo que se puede encontrar bajo esa risa feliz y un sentimiento espiritual que me aguardan para hacerme bueno hasta el final.

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